Poema de Federico Garcia Lorca Los ojos

En los ojos se abren 
infinitos senderos. 
Son de encrucijadas 
de la sombra. 
La muerte llega siempre 
de esos campos ocultos. 
(jardinera que troncha 
las flores de las lagrimas.) 
Las pupilas no tienen 
horizontes. 
Nos perdemos en ellas  
como en la selva virgen. 
Al castillo de iras  y no 
volverás 
se va por el camino que 
comienza el iris. 
¡Muchacho sin amor, 
Dios te libre de la 
yedra roja¡ 
Guárdate del viajero, 
elenita que bordas corbatas.