Me enseñaste el camino que conduce
a tus sueños, despertaste en mi alma
la ilusión y el amor, me enseñaste
el lenguaje que dialogan los ojos
y llenaste mi vida de belleza y color.
Me hablaste de ternuras y sueños
imposibles, de cariño que duran
una eternidad; de poemas que dicen
la tristeza del alma y también de la
angustia que de la soledad.
Después de haberme dado las mieles
de la dicha, de ser en mi existencia mi mas
caro ideal, te fuiste con tu arte de hombre de
experiencia y olvidaste en tu prisa enseñarme
a olvidar.