Cuando al fin nuestra vidas
y aquellos dulces sueños
emprendan el camino
de soles y de rosas...
Cuando la lejanía no hable
ya de ausencia ni este
unida a la pena, la angustia
y el lamento.
Cuando en cada mañana
se tejan ilusiones
y crean en las promesas
y me diga tu alma esas
cosas tan tiernas con que
sueña la mía...
Cuando ya estemos viejos
con los cabellos blancos
y la espalda torcidas;
y este amor aun de niños
se conviertan en historia;
reiré con la alborada
que nace con el día;
Llorare con la lluvia
que a mojado mi
ocaso, vibrare con el canto.