Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad basta mis alas.
Desde mi boca llegaran hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma.
Es en ti la ilusión de cada día.
Llegas como el rocío a las caracolas.
Socavas el horizonte con tu ausencia.
Eternamente en fuga como la ola.
He dicho que cantaba con el viento
como los pinos y los mástiles.
Como ellos eres alta y taciturna.
Y entristeces de pronto, como un viaje.
Acogedora como un viejo camino.
Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
Yo desperté y a veces emigran y huyen
pájaros que dormían en tu alma.