Poema Excelsior de Gaspar Núñez de Arce

Por qué los corazones miserables,
por qué las almas viles,
en los fieros combates de la vida
ni luchan ni resisten?

El espíritu humano es más constante
cuanto más se levanta:
Dios puso el fango en la llanura, y puso
la roca en la montaña.

La blanca nieve que en los hondos valles
derrítese ligera,
en las altivas cumbres permanece
inmutable y eterna.