POEMA DEL DRAGON

Rozas conmigo en trayecto,
vibrante momento inquieto,
tu silueta tras el tul veo
tal eclipse en centelleo.
Hondo me miro en tus ojos,
desnudo, en ti mi reflejo,
como de oriente el dragón,
me consumes a mordiscos.
Oscuro el velo, profundo,
con fulgores a trasfondo,
tu voz en mi pulso siento,
de corales el concierto.
Mi amanecer es mi ocaso,
tu discurrir un suspiro,
profundo, callado el grito
en cruce raudo infinito.
Fulgente en el sendero,
lapso temporal errado,
tan silente y luminoso,
luz de sol su galanteo.
Gélido, invierno el destierro
indiscreto desliz provocó;
la distancia jamás importó
la ausencia nos doblegó.
En vértigo, arando el vacío
solo, tu presencia atisbo,
tu estela con afán persigo
y fundirme siempre contigo