Entre el horno temprano ya la
abuela en el tosco fogón de la cabaña
remueve la candela;
y con la típica gracia
la mozuela
pila y canela
aromado café de la montaña.
Sobre la honrada mano
del viejo desgrana una mazorca
el sol madruga en grano.
Con su mirada hermana
de los cambios blancos,
los serranos
tienen entre los labios la voz
de la mañana.
Y allá, casi en el cielo, la cabaña
entre la niebla matinal asoma
como una blanca paloma
que amaneció dormida en la montaña.