No se si llore, si calle,
o mis plegarias al cielo eleve,
solo se que se fue, ¡ay, se fue!,
un domingo al atardecer.
Y yo que tanto lo adore
no ce como me acostumbre,
a no verle, a perderle para siempre,
¡oh, Dios! No lo se.
Y como si hubiera sido ayer
hoy, tanto año después
padre, la pena que me dejaste, grande,
grandota es.