Bonitas cosas para mi padre.

Quisiera con mi lira decirte cosas bellas, 
sencillas y profunda, pero del corazón, 
que al oírlas, mi viejo, te me llenes de orgullo 
aunque lloren tus ojos de sincera emoción. 

De ti aprendió mi alma a buscar lo sublime, 
a luchar en la vida en pos de un ideal, 
y también me enseñaste a reír en la angustia, 
a olvidar los rencores y a ser siempre leal. 

Hoy que la nieves del tiempo se anidan en tu cienes 
y tu cuerpo cansado tiene lento el andar, 
aquí tienes mis hombros, yo cargo tus pesares... 
y descansa, mi viejos, de ese eterno luchar!