Un colibrí enamorado.

Nada hay mas lindo, pequeñín, gracioso 
que el colibrí de tornasol, teñido; 
aunque del dulce canto este prohibido, 
luce su cuerpo fulgido, precioso. 

Rápido es volar, ágil,  nervioso. 
Al céfiro adelanta decidido. 
Las mieles exquisitas le han cedido 
las flores, que el succiona ansioso. 

Hunde su agudo pico y se alimenta. 
El temblar de sus alas siempre vibra  
cuando en mesas floridas se sustenta. 

Su cuerpo delicado se estremece. 
Volando en el ambiente se equilibra 
y el sol con sus matice lo embellece.

Su diminuto cuerpo se le iguala 
en tamaño a su pico, que horadado 
nunca se abre, y el de ello el hace gala. 

Pájaro esplendoroso  y delicado 
que fulgura cual luces de bengala. 
De plumaje abundante y satinado.