Mi dulce viento puede contra mi mundo espanto
Y una sola pupila es hoy mi amanecer.
Perdida ya te miro, brotabas rosa y llanto.
Doliente y sola estaba mi alma en el clavel.
El nardo de tu boca, perdido entre amapolas,
Como un interrogante, velaba su marfil.
Pasó una mariposa y pasaron mil olas.
Y yo en los sueños tuyos borrado ya el perfil.
Después tiburón de espina y agria miel sin fuente
Un cielo desvelado: tu sueño complaciente
Y lobreguez de espinas: la flor de mi ambición.
Enmudecida voz la de los ruiseñores.
Enmudecida voz la de mi corazón.
¡Cuando yo cante lo dirán las flores!