POEMA DESPIERTO Y LIBRE

¿Por qué mordiste la manzana
que Eva, gran pecadora, te ofrecía?
¡Sabías que infringías la verdad!
Te sentiste atraído por el dulce gusto
de la miel, el sabor a piel desnuda.
¿Por qué te dejaste condenar
cuando siempre fuiste parte
de los adivinos santos inocentes?
La lujuria se apoderó de tus sentidos
y tus sueños fueron de pecado.
Se sonrojan tus mejillas a las acusaciones,
tus ojos se inundan de sal líquida,
tus manos ocultar tratan
lo que tus facciones delatan,
tu ansia de arrepentimiento desolado.
¡Deja!, ¡déjalas!, deja que las llamas
abrasen aquel pasado oscuro,
que consuman la manzana maldita,
aflijan aquella piel que deseaste.
¡Sueña! ¡Ten nuevos sueños de libertad!