Perdida entre los altos montes y valles,
Descansa plácida mi tierra ecuatoriana,
ella es en mi alma la suprema soberana,
ella es mi Azogues de pequeñas calles.
Ya no existen el mortiño o la retama,
son escasos el colibrí como el jilguero,
pero siento que a poquitos me muero,
cada vez que no duermo en mi cama.
Patria chica de este bendito Ecuador,
donde se degusta el cuy con papas,
y la botella de aguardiente destapas,
con flotas de amigos a tu alrededor.
Gracias doy a la vida por ser mi cuna,
por ser tierra de la Quena y del Yaraví,
porque te llevaré siempre dentro de mí,
en días de sol o lluvia y noches de luna.