Cuando muchas veces ya no
quieren saber de nosotros, y tenemos la
necesidad de hacerle saber a esa persona,
que los recuerdos, los bellos recuerdos se quedan con uno.
Buen día, ya casi terminando este mes.
Del respirar de las piedras te hablo,
de los cántaros.
de los ríos secos en que he nadado
hasta hallarte sola y amaneciendo,
como árbol de frutas secas.
Te hablo desde la tierra,
desde las hojas,
desde el pan que habita
en la corteza de ciertas semillas
de ciertas ideas.
De horas sin sueño,
de días sin hambre,
de noches sin lunes próximo,
sin mañana distante.
Te escribo desde las tardes
que nuestros pasos amaron;
te escribo y te dejo un beso
con el sabor del aire entre eucaliptos.
Escribo por no perderlos,
por no dejarlos,
por no olvidarme que a veces,
tal vez sin quererlo,
me estés escuchando.