En exilio lucero de oriente,
cruzas alba vía, fugaz fugitivo,
ígneo eclipse dragón, de repente
mi reflejo en tus ojos, cautivo.
Distante giras la noria, silente,
torno a mi las estrellas el polvo,
truenos rayos, braveza vibrante,
áurea luz, esplendor de matiz vivo.
Alterna mi pulso un ritmo vidente,
luz y sombra en dominó el efecto,
hondo vacío flameo transparente
en haz de lirios eximio dominio.
Ceñidos al sol, el rey fulgurante,
el domo cerúleo su confín ignoto,
vivero de vida, de pasión constante
los astros su luz, incienso devoto.
Cual hojarasca otoñal el viviente,
es barrido por viento infinito,
junto a fauna la flora silvestre,
ritual de aromas en vuelo finito.
Con la brisa un rayo inherente,
agua es luz sublimada en ondeo,
en fulgor el latido coherente,
es, alba ocaso, veloz parpadeo.