En un lugar recóndito de esta alma,
donde no hay fantasmas del pasado,
ni recuerdos que me roben mi calma,
allá, existe para ti, un lugar sagrado.
No puedo ofrecerte hermoso porvenir,
ni bajarte todas las estrellas del cielo,
tampoco decir que por ti voy a morir,
y que te amo con los pies en el suelo.
En este mundo por demás cambiante,
sé que te adoro con enorme idolatría,
quizá mañana mi vida de caminante,
me lleve solo, a vivir con el alma mía.
Por eso hoy te ofrezco, esta, mi vida,
te regalo mis sonrisas y mis alegrías,
hoy que no puedo prodigarte herida,
quiero esconder de ti las penas mías.
Vivamos cuanto la vida nos regala,
con este hermoso y glorioso presente,
vistamos a nuestras almas con gala,
para que no quedase nada pendiente.